Guardianes de la Galaxia vol. 2 (2017): Una mezcla alucinante

Continuamos nuestro recorrido por la franquicia de Guardianes de la Galaxia, en preparación al podcast de su Vol. 3, al tiempo retomamos la sección de Daily Bugle: Edición Cine, para recuperar la reseña del Vol. 2, publicada originalmente en Marvel Age #19 (julio de 2017):

Los iconos han sido durante décadas la base, pero también el límite, de las adaptaciones superheroicas. Tres años después de su estreno, cuesta recordar las dudas con las que se esperaba Guardianes de la Galaxia por pretender ignorar dicho límite, y el hito que representó abrir un nuevo espacio cósmico al margen de Los Vengadores para el Universo Cinemático Marvel, cuando todos los licenciatarios de Marvel así como La Distinguida Competencia, se habían estrellado una y otra vez contra ese mismo muro. La normalidad con la que hoy se compaginan o planifican múltiples franquicias en diferentes universos, es la mayor prueba del dique que desbordó aquella “panda de pringados”.

Hasta el Infinito y más allá: Yondu (Michael Rooker), Rocket (voz de Bradley Cooper), Nebula (Karen Gillan), Gamora (Zoe Saldana), Star-Lord (Chris Pratt), Mantis (Pom Klementieff), Drax (Dave Bautista) y Baby Groot (voz de Vin Diesel), a bordo de la MIlano.

 

Ninguna porra acertó la identidad del padre de Peter Quill. Foto de James Gunn.

La secuela galáctica estaba fuera de discusión, tras batir a Spiderman, el Capitán América y La Patrulla-X en la taquilla de 2014. También su absoluto continuismo, lo que no es necesariamente negativo, tratándose de la continuación más directa del Universo Cinemático, al carecer de cruces intermedios, y planteárse ambas entregas desde un principio como un solo arco el director y guionista de ambas, James Gunn. Lejos de acusar la presión de elevar su propio listón, afirma sentirse liberado por saber que su visión será respaldada de antemano, y haber disfrutado de una autonomía autoral sin precedentes, también respecto, o más bien por delante del cómic. Podría parecer que a costa de rehuir el esperable puente hacia La Guerra del Infinito, pero el trasfondo de la búsqueda de las Gemas del Infinito por Thanos no era más que el McGuffin de una historia centrada realmente en sus personajes, y sólo se mantiene en la medida en que impactan sobre éstos la amarga rivalidad entre Nébula y Gamora o las pistas sobre la ascendencia de Peter Quill, mientras las nuevas conexiones se reservan para el futuro de la franquicia cósmica.

El propio título asume en su numeración, que es a la vez la del cómic, la continuación de uno de los grandes hallazgos de la primera entrega: el “Awesome Mix vol. 2”. Gunn, que por algo fue músico antes que fraile, seleccionó las canciones a la vez que escribía el libreto, como parte indisoluble del argumento, a añadir su enorme influencia narrativa sobre multitud de tráilers estos tres últimos años. Se atreve con una lista de nuevo menos icónica que la del anterior volumen, pero que cruza igualmente la pantalla a través del cordón umbilical de Peter Quill con la Tierra, en un ejercicio referencial pero sobre todo emocional. La acción comienza para más señas al conectar un cable jack, transformando el campo de batalla en una pista de baile y volviendo a ejecutar Gunn la danza de Baby Groot como en el cierre de la primera película. Pero además da su talla como director con un complejísimo plano secuencia con dos niveles narrativos, que más allá de su virtuosismo, rinde al espectador más pétreo a base de diversión pura.

Una Galaxia muy, muy cercana, en la que Gunn vuelve conscientemente sobre el esquema argumental de El Imperio Contraataca, modelo también de Bryan Singer para X-Men 2. Tres segundos episodios de sus respectivas trilogías grupales, cada una a su manera sobre una familia de huérfanos conformada durante el anterior capítulo, que ahora se desmiembran para desarrollar a cada uno de sus componentes por separado y reexaminar finalmente qué es lo que les une. Las diferencias con su referente son igualmente reveladoras: la fuga que provocará la separación de los Guardianes no responde a ninguna agresión externa sino a la propia dualidad y disensiones internas. Mitad héroes, mitad piratas espaciales, se despidieron del primer volumen prometiendo “algo bueno, algo malo, o un poco de ambos”, y los reencontramos unos meses después ejerciendo de Héroes de Alquiler cósmicos, mercenarios por una buena causa, pero también un buen precio. Concretamente Nébula, cuyo botín termina robando por su propia cuenta Rocket. Tratándose sus propietarios, los Soberanos, de una raza inventada para la película, se esperaría que su papel fuera sólo el de perseguidores, pero la presencia de Ayesha y las referencias a su perfección genética y a que germinen en cápsulas de nacimiento hacen casi innecesaria la revelación de los postcréditos, recreando, invirtiendo su orden y trasladándolo al espacio, el origen de Adam Warlock. La sustitución de El Enclave por los Soberanos responde al deseo de Gunn de que Star-Lord sea el único Guardián de La Tierra. Con la pequeña incongruencia de que la vaina que atesoraba El Coleccionista ya no puede ser la de Warlock, pese a confirmar el guiño, asumamos que en referencia a otro soberano.

Marvel y Disney, adictas al quirófano digital. Lola Visual Effects

Asimismo regresan los Saqueadores, como tercer bando en liza y con una ampliación en toda regla de sus personajes y mitología, hasta abarcar a los mismísimos Guardianes originales, reivindicando muy destacadamente a Yondu como auténtica estrella emocional de la película. Ahora sabemos por qué era Michael Rooker el único intérprete en la primera entrega al corriente de la identidad del padre de Peter Quill y por qué nunca se lo entregaron tras su secuestro, junto a Sean Gunn, quien interpreta a su lugarteniente Kraglinn y es responsable de la captura de movimientos de Rocket, y hermano de James Gunn. Lo sorprendente es que el propio director despejara la incógnita en la pasada Comic Con de San Diego, y ratifique su identidad sin más preámbulos en el prólogo de la cinta, acaso para neutralizar por previsible el único giro del guión, o descargar para evitar comparaciones el inevitable “yo soy tu padre”.

La pieza sobre el papel más arriesgada, pero que ha encajado con la naturalidad de ejecutarla el Chris Pratt de su generación, es Kurt Rusell como Ego. La misma maniobra de origen gestado que intentaron y no culminaron el Hulk de Ang Lee y The Amazing Spider-Man, lo que da una idea del mayor espacio libre que hay al margen de los iconos. Sí se habría agradecido concretar la cosmología marveliana más allá del uso descriptivo de los términos “celestial”, “eterno” y un guiño visual a Eternidad, pero el avance en términos de entidad y motivación del villano es indiscutible, y es coherente mantener el conflicto a nivel familiar, así como renunciar a ningún cameo Vengador al mostrar sus efectos universales sobre la Tierra. Aunque la escena pareciera escrita para atisbar otros muchos planetas y culturas, quizá pendientes de los acuerdos con Fox, pero que hubieran lanzado definitivamente la franquicia cósmica.

Star-Lord acapara la trama central pero no el protagonismo, afrontando igualmente los demás Guardianes sus respectivos traumas familiares. Suele reducírseles a una mera versión humorística de la supuesta fórmula Marvel, como si hubiera que disculpar la efectividad de un buen chiste, y los hay a montones. Pero el verdadero papel del humor es servir de salvoconducto para canciones tan tristes como un traficante de niños al que ha abandonado su hijo, en la soledad de un burdel junto a su vergüenza y pecados; que las hermanas prolonguen el maltrato del padre; que el más duro del grupo, esté realmente lleno de un vacío de miedo y autocompasión; que entre carcajadas y suspiros tiernos, el esqueje que es Baby Groot haya perdido el recuerdo de su anterior tronco, constituyendo su sacrificio la primera gran muerte Cinemática; que las verdades de Drax suenen como chistes pero su contacto provoque el llanto; que el niño con una foto de David Hasselhoff en la cartera, acabe encontrando al asesino de su madre.

Futuro y pasado de la franquicia cósmica.

Al final, el “Awesome Mix vol. 2”, resulta mucho más melancólico escuchado de seguido de lo que sientes al salir de la sala, una distancia que debe adjudicarse también al épico acompañamiento de Tyler Bates. El díptico de Guardianes de la Galaxia tal vez no haya roto ninguna fórmula, pero definitivamente la ha ensanchado. Ya sabíamos que aumentando visiblemente las dosis de humor, exuberancia visual y complicidad musical, pero las lágrimas con que sorprende al espectador este segundo volumen, revelan que subterráneamente, late por dentro un melodrama. La verdadera novedad de la saga es una empatía inédita en el género.

Gunn seguirá acompañando a sus criaturas como productor-custodio en Los Vengadores: La guerra del Infinito y al frente de su tercer capítulo, que ya se plantea que sirva de rampa de lanzamiento de todo un universo cósmico bajo su supervisión, como antes Joss Whedon o actualmente Joe y Anthony Russo en la esfera Vengadora. Y cruzando la complicada línea de la trilogía tras Sam Raimi Christopher Nolan, más Bryan Singer y Zack Snyder combinando sagas, todos ellos con auténticos buques insignia de la talla de Spiderman, BatmanSuperman y La Patrulla-X, entre los que ya cabe contar a los Guardianes. Tras un doble capítulo de origen, las trescientas canciones del nuevo Zune de Peter Quill, prometen cambiar otra vez las reglas.

PRÓXIMAMENTE: GUARDIANES DE LA GALAXIA VOL.3

Pero antes, recordad que ya analizamos el Especial: Felices Fiestas de los Guardianes e la Galaxia, junto al resto de la franquicia hasta entonces, sus cómics y videojuegos, además de entrevistar a  María Garrido de Vega, traductora del videojuego Marvel’s Guardians of the Galaxy, en el capítulo 33 de nuestro podcast:

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