Retrocriticas: Capitana Marvel

Acompañamos el estreno este fin de semana de The Marvels con un vistazo a cómo reseñamos en su día el de su predecesora, el film que nos cuenta el origen de la Capitana Marvel, publicado en el Daily Bugle: Edición cine de la revista Marvel Age #40, distribuida originalmente en abril de 2019.

«Las cosas por fin se están moviendo», celebraba Joss Whedon el anuncio en 2014 de Black Panther y Capitana Marvel, tras haber criticado la ausencia de superheroínas en el cine y tratar de adaptar él mismo Wonder Woman antes de su llegada a Marvel. Basta considerar que hubo un momento en 2011 en el que La Casa de las Ideas no tenía ninguna colección individual con protagonista femenina, y fue precisamente el ascenso a Capitana de Carol Danvers, el que inició en 2012 el nuevo ciclo que venía a señalar el director de Los Vengadores, comenzando a hablarse de su adaptación ya en 2013. Llegar a los cines le ha costado sin embargo cuatro años más de lo inicialmente planeado, cayéndose del desenlace de Vengadores: La Era de Ultron (2015), según reveló Kevin Feige, «para que sepamos quién es y cómo llegó a serlo, antes de verla aparecer volando». Si bien la Mujer Maravilla le tomaría la delantera, precisamente en el desenlace de Batman v Superman (2016).

Brie Larson aparecía cuatro meses después por sorpresa como Carol Danvers en el escenario de la Comic Con de San Diego, a dos años vista para el estreno, que después serían tres, para hacer sitio entre medias a Spider-Man Homecoming  (2017) y Ant-Man y La Avispa (2018). Hasta que la escena postcréditos de Vengadores: Infinity War (2018) la confirmó finalmente como el último recurso de los héroes contra Thanos. El Capitán Marvel original (con el permiso de Shazam) fue efectivamente la primera némesis del Titán Loco, constituyendo en buena medida la etapa de Jim Starlin (Marvel Gold. La saga de Thanos) la piedra angular de todo el edificio cósmico de Marvel Studios. Pese a lo cual, muchos echábamos de menos a Warlock, en lugar de Carol Danvers, como verdadero sucesor de la trama de Thanos

La película zanja el debate combinando elementos de ambos Capitanes Marvel, encontrando de hecho a Vers en la situación de partida de Mar-Vell como miembro de la Fuerza Estelar Kree de Vengadores: Tormenta Galáctica, pero con flashes de su pasado en la Tierra, seis años después de uno de los recurrentes episodios amnésicos de Carol en el cómic. Un origen en marcha atrás que la campaña promocional ha acertado a extender a ambos lados de la pantalla, manteniendo la incertidumbre sobre la identidad e intenciones de sus personajes clave. Un medio tan fiable como Variety llegó a identificar erróneamente a Jude Law como el doctor Walter Lawson, tapadera con la que Mar-Vell se infiltró originalmente en el Programa Espacial estadounidense. El cambiazo se vuelve obvio según avanza la cinta sin mencionar su nombre, pero no se trata tanto de que la traición de Yon-Rogg sea una sorpresa, como de que, entretanto, su control sobre Vers se plantee de una manera aparentemente positiva, elevando su consiguiente deserción a un acto de liberación personal. El punto en que se encuentran los modelos de Mar-Vell y Carol Danvers, en la medida en que hoy el título de Ms. Marvel nos puede parecer derivativo, pero era un signo de independencia en los setenta al omitir su estado civil, diferentemente, por ejemplo, a la Miss America de Timely Comics.

La Fuerza Estelar Kree

 

La película zanja el debate combinando elementos de ambos Capitanes Marvel, encontrando de hecho a Vers en la situación de partida de Mar-Vell como miembro de la Fuerza Estelar Kree de Vengadores: Tormenta Galáctica, pero con flashes de su pasado en la Tierra, seis años después de uno de los recurrentes episodios amnésicos de Carol en el cómic. Un origen en marcha atrás que la campaña promocional ha acertado a extender a ambos lados de la pantalla, manteniendo la incertidumbre sobre la identidad e intenciones de sus personajes clave. Un medio tan fiable como Variety llegó a identificar erróneamente a Jude Law como el doctor Walter Lawson, tapadera con la que Mar-Vell se infiltró originalmente en el Programa Espacial estadounidense. El cambiazo se vuelve obvio según avanza la cinta sin mencionar su nombre, pero no se trata tanto de que la traición de Yon-Rogg sea una sorpresa, como de que, entretanto, su control sobre Vers se plantee de una manera aparentemente positiva, elevando su consiguiente deserción a un acto de liberación personal. El punto en que se encuentran los modelos de Mar-Vell y Carol Danvers, en la medida en que hoy el título de Ms. Marvel nos puede parecer derivativo, pero era un signo de independencia en los setenta al omitir su estado civil, diferentemente, por ejemplo, a la Miss America de Timely Comics.

El gran señuelo es la Guerra Kree-Skrull, planteando como falso villano al general Skrull Talos, «el Indomable», en los cómics, merced al sorprendente espectro actoral de Ben Mendelsohn. Pierde por cierto su incapacidad para transformarse del cómic y reemplaza al Superskrull, presumiblemente para no referenciar (aún) a Los Cuatro Fantásticos. Prescindir del Imperio Skrull puede ser contraproducente a futuro pero funciona perfectamente como parábola antibelicista, recordando que se trataba en origen de una raza pacífica y que hace ya treinta y cinco años que Galactus consumió su MundoTrono, sin que cada nuevo refugiado haya impedido desde entonces que sigan surgiendo nuevas facciones imperialistas, desde Hulkling hasta Veranke. Y ya sólo por ver los Skrulls científicos a lo Kirby  habrá merecido la pena.

¿Skrulls o dobles de acción?

 

Los directores Anna Boden y Ryan Fleck, junto a Brie Larson (Carol Danvers) y Lashana Lynch (Maria Rambeau).

Annette Benning, confirmada a última hora como la Inteligencia Suprema Kree, realmente sólo adopta como tal la imagen de una Mar-Vell feminizada, aparentemente sin poderes, aliada de los Skrulls y exiliada como “Wendy” Lawson en el Proyecto Pegaso, recombinada con el otro gran referente de la Capitana Marvel moderna, la veterana aviadora Helen Cobb de Kelly Sue DeConnick. Según Kevin Feige, llegó a ser considerada como personaje independiente, y fue gracias a sus naves experimentales que Carol logró saltarse el veto a las mujeres piloto en el ejército americano hasta 1993. Más concretamente, a través de la Asis del Marh Vehl Ultimate de Warren Ellis (Marvel Deluxe. Ultimate Galactus Trilogy), cuyo motor hiperlumínico, alimentado nada menos que por el Teseracto, le confiere sus poderes a Carol en lugar del “Psi-comagnetrón” de Roy Thomas, igual que antes la Gema de la Mente a Wanda, La Visión y Pietro, emancipando a Carol del rescate y cóctel genético de Mar-Vell. Lo que no se explica es por qué la gema del Espacio sería superior a los motores de curvatura que ya hemos visto dar saltos espaciales en esta misma película y Guardianes de la Galaxia, o ya puestos, por qué lo necesitaban los Chitauri para llegar a la Tierra. Pero más allá de recurrir a un término existente de ingeniería ficción, viene a vincular a la pacifista Mar-Vell  con la diáspora Skrull en vez de con una Superarma Kree, aunque Yon-Rogg no vea la diferencia. Recurriendo al mismo asesor científico de las películas de Ant-Man, Spiros Michalakis, cabe especular adicionalmente con alguna potencial relación entre los poderes de la Capitana Marvel y el Mundo Cuántico, que podría servir tanto como trasunto del Microverso como de la Zona Negativa (¿os he contado ya mi teoría sobre cómo podrían llegar Los 4F?). Pero como sea, el sacrificio de Mar-Vell y el de Cobb requerían de un mayor impacto, compensado sólo en parte con la promesa del futuro legado de Monica Rambeau. Ubicar la acción en los años noventa representa un rodeo para esquivar Infinity War, más un montón de guiños cómplices a la época, forzando acaso la herencia musical de Guardianes de la Galaxia. Y otras tantas conexiones retroactivas entre las demás películas, atención al rejuvenecimiento de un todavía optimista y amante de los gatos Nick Furia, no tanto al rejuvenecimiento de Coulson, y la química de Samuel L. Jackson con Brie Larson, cambiando el ritmo de la cinta al saltar de la space opera a una buddy movie. A costa de suprimir definitivamente el envejecimiento retardado de Furia y tropezar innecesariamente con la caracterización de sus fotografías pasadas en Capitán América: El Soldado de Invierno, transponiendo su carrera militar de la II Guerra Mundial a Vietnam, pero preservando al menos su paso al espionaje en los sesenta, en plena era Bond.

Análisis comiquero al margen, la diversión y el espectáculo se dan por sentados, que no es poco, pero cabía esperar una mayor ambición dramática por parte de los directores Anna Boden y Ryan Fleck y sus hasta cinco coguionistas, especialmente en su anticlimático tercer acto. Su sólido reparto y la fuerza y representación inherentes a la Capitana Marvel, bastan sin embargo para elevarla más allá del mero aperitivo a Vengadores: Endgame y asomarnos, casi ya, al otro lado del Infinito.

Hace cuarenta y cinco años que Thanos espera la revancha de Mar-Vell.

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